365 Consejos sobre Fotografía: El Poder del RAW

Detrás de cada gran fotografía hay una historia, y detrás de cada historia, una elección técnica. Una de las decisiones más importantes que puedes tomar al capturar una imagen es elegir disparar en formato RAW siempre que sea posible.

A diferencia del formato JPG, que comprime la imagen y descarta parte de la información capturada, el formato RAW conserva todos los datos originales. Cada matiz de luz, cada sombra sutil, cada color, quedan intactos, ofreciéndote la libertad de ajustar parámetros como la exposición, el balance de blancos o el contraste durante el posprocesado, sin sacrificar calidad.

El RAW convierte a la cámara en un recolector de posibilidades. Te permite regresar a la imagen días o semanas después y descubrir nuevas formas de interpretarla, como si volvieras a ver la escena por primera vez, bajo una luz distinta.

Sin embargo, disparar en RAW no siempre es práctico. Si acostumbras tomar miles de fotos en una sola jornada, gestionar y procesar tantos archivos puede volverse una tarea titánica. En esos casos, reservar el formato RAW para aquellas imágenes únicas, aquellas que intuyes que podrían convertirse en obras memorables, puede ser la mejor estrategia.

Cada vez que presiones el disparador, piensa en el valor de esa imagen. Algunas fotos merecen ser preservadas con todo su esplendor intacto, esperando el momento perfecto para ser reveladas en todo su potencial.

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